miércoles, 3 de noviembre de 2010

Relatan historiadores que los primeros pueblos indígenas del Ecuador celebraban el culto a los muertos como un homenaje a lo que ellos hicieron en vida y el legado que dejaron. Con la llegada de los españoles y del cristianismo, la tradición se adaptó al calendario católico y adquirió un nuevo significado: el de pedir por las almas de los muertos.

Entre las costumbres prevalecen vigilias, oraciones, cánticos y compartir una diversidad de platos típicos, entre los que sobresalen la colada morada y las guaguas de pan.

Las vigilias en los cementerios marcan la noche y madrugada del primero y dos de noviembre. Los familiares de los fallecidos llegan hasta las tumbas para limpiarlas, pintarlas y dejarlas listas para que las visiten.

El propio día los cementerios y sus alrededores se llenan de ofrendas florales y las misas campales son un sinónimo de que encuentre la paz en el infinito.

En algunas comunidades de la Costa, Sierra y Oriente todavía conservan sus costumbres ancestrales
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Cada 2 de noviembre, las manos de los ecuatorianos mezclan mortiños, piña, mora, harina de maíz negro, babaco, frutilla en una gran olla para cocinar una colada que se torna de color morado y que se toma caliente. La compañía perfecta de esta colada son unas piezas de pan grandes con forma de niños, las “guaguas de pan”. Y aunque en otras partes del mundo parezca que tantas hierbas para una colada no saben bien, que una bebida morada hasta la espesura no es apetitosa o que es sumamente tétrico comer pan con forma de infantes, en Ecuador, este menú es el más apetecido los primeros días de cada noviembre.


El cementerio de San Diego, en Quito, se abrió en 1872 como un cementerio privado. Sin embargo, no fue hasta 1900 que las fosas pudieron ser ocupadas por la ciudadanía en general. San Diego congrega más nichos que cualquier otro camposanto de la ciudad. Alberga a difuntos de todas las clases sociales, desde presidentes de la República, como Velasco Ibarra, hasta los restos de los más humildes trabajadores, en cuya lápida ya no se distingue letra alguna.


El culto a la muerte toma formas particulares según la comunidad en donde se practica y, aquí, un día dedicado a la muerte se llena de movimiento y vitalidad. A pesar de ser una fecha concebida para la reflexión acerca de la muerte, una idea con carga emocional muy intensa, el 2 de noviembre en el cementerio de San Diego es además una fiesta: religiosa, músical, de comida y reunión con seres queridos (unos vivos y otros no tanto); a las afueras, la venta de flores, pintura, frascos de vidrio, agua, tarjetas póstumas, cueros reventados, fritada, catzos con tostado, refrescos y, por supuesto, la colada morada, complementan la panorámica. Para comprenderlo mejor es justo que nos detengamos en algunos de esos momentos trasladados a imágenes:



Vendedora de frascos. Caridad y nostalgia

Retocador de tumbas

 Venta de Catzos con tostado, Cuero, Fritada, etc.

Los más vivos

La infaltable música

Serenata sin paga


Los cementerios, especialmente en San Diego se llenan de música. Teniendo como instrumento la guitarra, cantantes populares y familiares entonan canciones al pie de las tumbas.

El repertorio está compuesto por las melodías favoritas de quienes ya no están con vida.



Caridad y nostalgía. Rosa


Y aunque la música alegra el ambiente, la nostalgia y el pesar hacen presa en los presentes. Las meditaciones se centran en los misterios de la muerte y en la finalización de la vida material. 

 
Los Arreglos De las Tumbas.

Su gente recordando a sus seres queridos que ya no están por alguna razón. Llegan en este día para decorar sus tumbas con arreglos florares, decoraciones muy creativas, tarjetas y así rezar por ellos recordando lo que nos dejaron; esa alegría que tenían o simplemente sentir que de alguna manera todavía están con nosotros no sea en cuerpo vivo si no espiritual y recordándoles que están en nuestros corazones.



Y así seguirá una tradición de muchos años atrás que de generación en generación no pasara desapercibido recordándonos a los que nos dejaron y que no solo este día tenemos que recordarlos si no recordar que todos los días están con nosotros y que algún día nos alcanzara la muerte y que también seremos un granito mas de este día de los difuntos o como le quieran llamar al 2 de Noviembre.